Mercado y equidad: mirando al Sur

El Comercio Justo cuenta con una característica esencial que lo dota de gran complejidad para alcanzar coherencia en su praxis: se intenta hacer y promover un comercio alternativo sustentado en la justicia y la equidad, precisamente, en la denominada sociedad de consumo, regida por el culto al consumismo, el individualismo y la lógica del máximo beneficio económico.

Por esta misma razón en todos los debates las posibles contradicciones en la praxis suelen ser moneda corriente entre las organizaciones importadoras y distribuidoras que participan en esta resistencia al comercio internacional. Un modo de operar óptimo, al menos desde una perspectiva teórica, supondrá que los criterios exigidos para la producción también sean aplicables a la importación, la distribución minorista y, por supuesto, al consumo.

En este sentido, centrar la reivindicación y la acción en la justicia comercial sólo promoviendo un cambio en los métodos de fabricación y organización en las comunidades productoras del Sur resulta ser una visión, aunque totalmente legítima, parcial, ya que resulta difícil disociar el modelo productivo del Sur y el sistema de comercio NorteSur del consumismo en los territorios enriquecidos.

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